La vida y la obra de Gustavo Valcárcel (Arequipa, 1921- Lima, 1992) no sólo es un luminoso canto terrestre que asciende al soñado espacio sideral. Es una prueba de amor que ilumina nuestras noches oscuras. Casi en vísperas del centenario de su nacimiento, volvemos a la fuente de su inagotable poesía para forjar el reino de la armonía que con tanto fervor nos anunciara en cada palabra suya llena de ternura y relámpagos libertarios. 

Guardo un aprecio especial por sus finísimos "sonetazos": versos que aletean con la excelencia y el rigor del canon clásico y el mágico vuelo de la poesía que nos invita al delirio sin fronteras.

Por Hildebrando Pérez Grande  

Profesor emérito de la UNMSM

Martes 11 dic. 16:02  

para Ros

* El texto será leído el 17 de diciembre 

en el IRPB de la UNMSM